miércoles, julio 09, 2008

¿Y qué si no estamos solos?

Hay un montón de preguntas que se me ocurren cuando me pongo a pensar en el tema de los extraterrestres. Pero para las siguientes, aceptemos de momento que pudiera haber seres extraterrestres visitando el planeta Tierra. Dejemos de lado el fenómeno social, el importantísimo ingrediente económico que nace de, y es satisfecho por, la idea de las abducciones extraterrestres. Asimismo, dejemos de lado el análisis sociológico que puede considerar a esta cultura una forma de rebelión intelectual contra lo que mucha gente puede considerar un opresor aparato científico que les priva de multitud de fantasías que hasta hace no mucho años daban forma a la sociedad.
Dejemos todo lo anterior de lado y pensemos, ¿y qué si en verdad hubiera hombrecitos grises visitando la Tierra y abduciendo seres humanos para realizar experimentos o con algún otro misterioso fin?
Hay algunas cosas que se me ocurren. Comencemos con las características tecnológicas de estos visitantes.
Si vamos a aceptar los relatos de abducción y las deducciones que se hacen acerca de los OVNIs y sus tripulantes, tendríamos que pensar que su tecnología ha llegado al punto donde son capaces de trasladarse a velocidades superiores a las de la luz, esto para explicar el que les sea rentable explorar mundos lejanos a sus estrellas de origen. Sabemos que a la velocidad de la luz, un viaje a nuestra estrella más cercana tardaría unos cuatro años, ocho de ida y vuelta, y sin capacidad para viajar mas rápido que la luz, ese mismo viaje podría tomar décadas. Asimismo sabemos que esta estrella cercana no parece ser del tipo que alberge mundos donde pueda evolucionar la vida –es un sistema binario- así que tendríamos que ubicar a los visitantes más lejos. Según “los enterados” estos visitantes suelen ser de “las pléyades” –lo cual por sí mismo no nos dice mucho, dado que Las Pléyades son varias estrellas ubicadas a distintas distancias que desde la Tierra parecen un mismo grupo. También suelen venir de la constelación de Draco –de nuevo, algo que no nos dice mucho, recordemos que las constelaciones no son el equivalente cosmológico de los “barrios”, sino agrupaciones arbitrarias de estrellas por como son observadas desde la Tierra. Un observador desde un mundo que estuviera en ángulo recto a Thuban –Alfa Draconis- con respecto al Sol, supongamos que a una distancia igual a la que separa a Thuban de la Tierra, vería a las estrellas de Draco de una forma completamente distinta, y seguramente las acomodaría en diferentes constelaciones.
En fin, que estamos hablando de distancias muy grandes, por lo que tendríamos que considerar una tecnología capaz de viajes más rápidos que la luz sólo para hacerlo rentable. Esto supone una habilidad técnica muy distante de la humana, pues nosotros aun tenemos grandes problemas para enviar naves aun no tripuladas a Marte. Tal vez estemos hablando de la capacidad de manipular la transmisión de materia, o de energía, a través de un espacio distinto al normal, donde las leyes físicas no apliquen de la misma forma, o bien una manipulación extrema de la energía para transformarla en formas transmisibles a velocidades hiperlumínicas por el continuo que conocemos, de cualquier manera la tecnología es tal que ni siquiera podemos imaginarla.
Ahora, podríamos pensar para evitar lo anterior, que es una separación tecnológica entre ET y humanos tremenda, podríamos pensar en naves espaciales generacionales, que duren cientos de años viajando por el cosmos. Esto implicaría, por otro lado, una biotecnología sorprendente, pues estos ETs deberían ser capaces de, ya sea sustentar un ecosistema dentro del ambiente cerrado de una nave espacial durante cientos de años, muchas generaciones, o bien de someter a los tripulantes a en estado en el cual pudiesen sobrevivir el viaje dentro de su término de vida. Ya fuese que se tratara de seres inmortales, o con la tecnología para suspender su estado de animación durante cientos de años, pare después recuperarlo, las habilidades son también algo que no podemos imaginar por el conocimiento acerca de los procesos biológicas que requieren.
Siguiendo ya con los OVNIs dentro del planeta Tierra, en todas las descripciones son objetos que retan a la gravedad impunemente, se mueven de maneras que una aeronave sometida a los principios de la aerodinámica no pueden hacerlo, la menos nada que los humanos hayamos inventado. Así que estaríamos hablando de antigravitación. Se dice fácil, pero ¿Qué implica? No estamos hablando sólo de una manipulación extrema de campos magnéticos, estamos hablando de un método efectivo y económico que contrarrestar la gravedad. Podríamos tal vez pensar en generadores de campos de antigravitones. Recordemos que los mismos gravitones son aun partículas teóricas que no hemos podido aun identificar, mucho menos observar, ni hablar de manipular. Si la evolución tecnológica de estos extraterrestres corrió por caminos similares a la nuestra, el punto donde se es capaz de generar campos de antigravitación debe ser uno donde se ha pasado ya hace rato por la manipulación de las partículas que en la actualidad los humanos sí podemos ver. Una maestría del mundo subatómico que tan sólo podemos soñar.
Ahora, hablando de los ETs en sí, en la mayoría de los casos se nos dice que se comunican por telepatía. Ya sea esto una habilidad innata, o adquirida, debe querer decir que sus control sobre las radiaciones electromagnéticas –para enviar información de un ser a otro sin la aparente intervención de nada más que sus propias cabezas- es soberbia. Algo ya evidente con el caso de la antigravitación. Considerando encima que son capaces, al parecer, de transmitir sus pensamientos a seres humanos, que hasta donde sabemos ni poseen la habilidad innata ni la adquirida de ser receptores telepáticos. Así que deben tener el conocimiento suficiente del cerebro humanos para saber qué regiones estimular para transferirle información.
Muy bien, asumamos todo lo anterior, pero entonces surgen las preguntas.
¿Por qué diantres parecen tan propensos, estos ETs, a estrellar sus aeronaves en la Tierra? ¿Cómo pueden ser sorprendidos en video y fotografías, si al parecer todo este tiempo han estado actuando en secreto? Sobre esta última pregunta. Si estamos hablando de seres con las habilidades ya mencionadas, ¿acaso no podemos considerar que son capaces, así como manipulan la gravedad, y tal vez el espacio mismo, de volver sus vehículos completamente invisibles? Pensémoslo, se trataría únicamente de manipular a la luz de manera que rodee el objeto, en lugar de chocar contra él, y recupere su rumbo rectilíneo al extremo opuesto del punto en el objeto donde fue desviada. ¿Es demasiado pedir de seres capaces de manipular la gravedad? ¿Y que tal la invisibilidad personal? Hablamos de seres capaces de la telepatía, ¿no serán capaces de hacer sus cuerpos invisibles de la manera antes descrita? Y sin embargo son continuamente vistos y captados en video, si hemos de creer a los “investigadores” del fenómeno. Y en el colmo del descuido, son incluso muertos por simples seres humanos, en ocasiones armados sin otra cosa que una rama a manera de garrote.

Les dije que olía a gas en el OVNI

Está también la cuestión de las abducciones. Al parecer, estos seres extraordinariamente adelantados, se ven en la necesidad de capturar continuamente seres humanos, y someterlos a toda clase de pruebas exploratorias invasivas y francamente salvajes –sondas, agujas, extrañas manipulaciones-. ¿Acaso no deberíamos estar hablando de seres con la capacidad -así como la tienen de la comunicación telepática, del viaje interestelar, de la antigravitación-, de realizar análisis exploratorios no invasivos, indoloros y prácticamente imposibles de ser notados? Si los seres humanos hemos desarrollado los rayos X, las tomografías computarizadas, las cámaras que pueden ser ingeridas como una píldora, ¿tenemos que creer que estos alienígenas no han llevado esas técnicas al extremo donde un simple barrido electromagnético, instantáneo, pueda decirles todo lo que necesitan saber acerca del cuerpo humano? Y si no nos gusta la idea de que un escaneo rápido pueda dar toda la información requerida, podemos hablar también de nanotecnología. Si nosotros somos capaces de crear nanomáquinas, ¿de qué no serían capaces estos “invasores”? Se me ocurren máquinas exploradoras del tamaño de un ojo de mosca, que podrían entrar en el cuerpo humano a millones y recorrerlo de un extremo a otro recolectando información. ¿Lo ven? Sin necesidad de sondas, de agujas, de disecciones, y de hecho, sin necesidad siquiera de la presencia física de los ETs. Sin la necesidad de que el objeto del análisis se entere de que está siendo analizado, lo que por sí mismo es el sueño húmedo de un investigador.
Y sin embargo los relatos de abducciones se nos presentan llenos de desagradables y humillantes detalles, a todas vistas innecesarios.
Y luego está el programa de hibridación. Aún si dejamos de lado la imposibilidad de crear híbridos entre seres nacidos y desarrollados en mundos distintos, está la cuestión de que estos ETs parecen necesitar el constante rapto e inseminación de mujeres, y meterse en toda clase de invasivos problemas, en lugar del simple y limpio muestreo de material genético con el cual luego trabajar cómodamente en sus bases en, digamos la Luna.
En todo caso, estos ETs parecen limitados por los mismo problemas con que se encuentran los biólogos investigadores humanos, y parecen sólo echar manos de sus capacidades técnicas cuando han de franquear obstáculos demasiado complejos para los seres humanos –viajar grandes distancias, flotar sobre las ciudades, comunicarse instantáneamente unos a otros y con sus “contactados”-, mientras que para sus interacciones físicas se muestran tan limitados y torpes como cualquier homo sapiens, curiosamente, se comportan exactamente de una manera que les permita a los seres humanos notarlos, temerles, y crear historias acerca de ellos, pues si la anécdota fuera: “Yo fui analizado por extraterrestres. Mientras estaba de noche dormido en mi cama, un enjambre de nanomáquinas que no noté entró en mi cuerpo para analizarme y tomar muestras, fui escaneado con rayos que no fui capaz de experimentar, y nunca ví a ninguno de ellos… de hecho nunca me enteré de que estaba siendo analizado… olvídenlo”. Las anécdotas perderían su atractivo si en ellas se les concediera a los alienígenas las capacidades técnicas que se les conceden para el simple hecho de estar aquí. Sus comportamientos son convenientemente alterados de un momento a otro para crear ese interés que en épocas pasadas poseían los demonios, las hadas y los duendes, con la diferencia de que a aquellos otros seres del folclor se les podía refugiar en un carácter voluble e incomprensible, o en la sencilla malignidad, para explicar por que a veces eran semidioses y otras brutalmente animales. Los ETs por otro lado, no cuentan con esos escapes, no si queremos hablar de ellos como investigadores venidos de otras estrellas, avanzados y con una psique acorde.

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