jueves, octubre 01, 2015

Tres años y algunos meses después

Últimamente no se ya si tengo algo qué decir. Hay tantas personas compartiendo su opinión en internet, muchos de ellos diciendo justo lo que yo querría decir que termino por quedarme callado leyéndoles a ellos y ellas.
Hay problemas de dinero, cómo no, y de salud. Pero este blog no existe para que me queje de esas cosas. ¿O si? Lo cierto es que ni siquiera recuerdo qué cosas he compartido en el pasado, pero digamos que en efecto no es para eso.
Como parte importante de este blog era lo que leía, y cómo lo leía, supongo que debería contar que me rendí y terminé por comprarme un Kindle, un Paperwhite, ese con luz. Sony al parecer se rindió, su último lector dedicado parecía más bien un paso atrás respecto al modelo inmediatamente anterior, y nunca mostró interés por la luz integrada, ahora ya ni librería electrónica tienen, habiéndosela cedido a Kobo, y Kobo por tener su mercado principalmente en Europa, no facilita encontrar sus dispositivos aquí en México. Así que mi fidelidad de consumidor que era toda para Sony terminó por acabarse.
Amazon no es terrible, sus dispositivos si tienen una cualidad más endeble que los de Sony, el control de calidad deja un poco que desear y su software es demasiado limitado, en el aspecto de no dejar al usuario hacer nada aparte de abiertamente hackearlo. Mi primer Kindle se descompuso de un día para otro y no había forma de tratar de arreglarlo a pesar de que el fallo parecía estar en el firmware y no en el hardware. El segundo, que llegó como repuesto al descompuesto que estaba aún bajo garantía, adolecía de una iluminación irregular, algo que he descubierto es común entre estos aparatos. El tercero por fin cumplió con las expectativas.
Diría que la otra lata es la que representa el formato privativo de Amazon, pero pues a final de cuentas aún los libros que compraba mediante Adobe los modificaba para que estuvieran a la altura de mis requerimientos estéticos. 
Aún estaría muy interesado en un lector de Kobo, pero ehhh, qué se le va a hacer.
En cuanto a lo que he leído, no tanto como hubiera querido, la verdad es que he perdido un poco el gusto, no sé porqué. Será que la vista se me ha empeorado un poco, será que tener tanto de dónde escoger gracias a los libros electrónicos me ha dejado en ese estado del infante que en medio de la juguetería se encuentra incapaz de decidir con qué quiere jugar pues quiere jugar con todo.
Ahora me encuentro leyendo "The Human Division". La sexta entrega de la serie de "Old Man's War" de John Scalzi. Entretenido, aunque más cargado de diálogos de lo que prefiero, pero al menos Scalzi tiene habilidad para los diálogos naturales.
Y es todo por el momento, se me han ocurrido un par de cosas de las que podría escribir, pero merecen su entrada independiente, aparte de que es posible que termine borrando todas las entradas anteriores y reinicie este blog.

jueves, enero 26, 2012

Las Acacias

Las Acacias es todo lo que un filme no necesita ser, para ser fascinante. Un filme destilado, concentrado, la más pura esencia de un filme. Una historia de amor no necesita grandes momentos dramáticos y montajes al ritmo de la canción de moda o la más nostálgica, solamente necesita unas pocas líneas que por sencillas, no dejan de tener profundas implicaciones, solamente necesita miradas, expresiones, que tampoco tienen que estar cargadas de toda la fuerza sexual de un actor, para aún estar llenas de intensidad.

Las Acacias es un filme de una naturalidad absoluta y bien puede el espectador estar justificado en un momento dado en pensar que se encuentra dentro de esa cabina de camión junto con los protagonistas, aunque el estar allí, todo considerado, sería una intrusión imperdonable.

Las Acacias 

Algo pasa entre Jacinta y Rubén durante su viaje a Buenos Aires. Uno no sabe exactamente qué pasa entre ellos si trata de leerlo de la misma manera en que está acostumbrado a leer un filme común, pero si lo ve con los mismos ojos con que percibe la vida diaria, no puede evitar saber perfectamente lo que está ocurriendo, lo que los personajes están pensando y sintiendo. Las Acacias guía al espectador a verle de la manera en que percibe su vida diaria, a sentirse íntimo amigo de los personajes, si no es que a sentir, o recordar el sentir, lo que los personajes sienten, y todo sin necesidad de metáforas forzadas o simbolismos retumbantes.

De cierta manera, Las Acacias desnuda al espectador, le hace bajar la guardia, y a cambio, no le estremece con revelaciones inesperadas o lecciones de vida, a cambio le da un trozo de la vida diaria de cualquier otra persona.

Las Acacias es una película desnuda y uno no puede evitar sentir que es una manifestación de la naturaleza primigenia del cine.

De absolutos extraños, y sin largas exposiciones acerca de sus sórdidos o dolorosos pasados, Rubén y Jacinta se convierten, al final de la película, en personas que el espectador conoce profundamente. Y cuando los últimos minutos de la película están transcurriendo, el espectador está al borde del asiento -sin que nada le justifique a sentirse de esa manera al menos en términos de  la decodificación cinematográfica-, nervioso y esperando que las cosas vayan bien, mucho más, me atrevo a decir, de lo que el espectador se angustia por que al final de la película Meg Ryan y Tom Hanks terminen juntos, mucho más de lo que anhela que la chica popular descubra en el nerd es con quien debe estar; por que éstos escenarios, a final de cuentas, están decodificados mediante la percepción e interpretación de los clichés y los tropos que el espectador sabe esperar de las rom com. Pero en Las Acacias solamente hay honestidad desnuda, una falta casi trascendental de pretensiones.

En lo personal, me puse a ver Las Acacias asumiendo que se trataba de un fuerte drama, relacionado con la migración tal vez. Incluso un thriller –no por otra razón que la adquirí junto con un grupo de películas de esos estilos-, y durante buena parte de la película estuve esperando que algo repentino y malo pasara. Hacia la mitad me di cuenta de que nada de eso iba a pasar, y de que estaba totalmente absorto por esta historia simple,  hermosa y silente.

Estoy tentado a decir que hacen falta más películas como Las Acacias, pero no lo diré por que entre menos sean, más preciosas se vuelven. Y por que honestamente, esta fórmula es irrepetible por su sencillez.

El arte verdadero puede carecer de toda pretensión, puede ser directo al tiempo que suave, desnudo a la vez que sutil. El arte verdadero puede ser simplemente la breve historia de un camionero y la mujer a quien lleva de favor a Buenos Aires.

sábado, agosto 06, 2011

El último hombre en la Tierra

La clasifican como la historia de terror más corta:

"The last man on Earth sat alone in a room. There was a knock on the door."

o

"El último hombre en la Tierra se sienta solo en una habitación. Llaman a la puerta".

En realidad nunca he entendido del todo por qué se le considera una historia de terror. Es más bien una paradoja, o un mindfuck como dirían al otro lado de la raya. Si es el último hombre en la Tierra, algo terribla ha pasado ya, el que llamen a su puerta, me parece, palidece en comparación con el hecho de que el resto de la humanidad ha desaparecido. ¿Qué horror puede ser más grande, que aquel que causó la desaparición de la humanidad entera, dejando a este hombre solo? O mejor aún, ¿no es de esperarse que cualquiera sea la fuente de la llamada a su puerta, esté relacionada con la desaparición de la humanidad, y que en ese caso, ese hombre sepa qué es lo que viene a por él?

Pero el hecho es, que en mi opinión personal, la parte verdaderamente tenebrosa de esa historia, si es que hay alguna parte que se pueda considerar así, es la primera, donde dice: "El último hombre en la Tierra se sienta solo en una habitación". No estoy seguro por qué, pero esa imagen sola, sin lo que ocurre a continuación, me parece ya de por sí impactante. Imaginarme a ese último hombre en la Tierra, sentado solo en una habitación... hay algo profundamente erróneo con esa imagen, algo maligno, que para mi hace que la parte siguiente, donde llaman a su puerta, sea de menor impacto.

Tal vez sea que para mi, ese hombre es sospechoso. Ese hombre solo, el último de la Tierra, sentado en una habitación... ¿no es acaso facilísimo imaginar que ese hombre ha tenido algo que ver con el hecho de que sea el último? Tal vez sea, por otro lado, por que en mi imaginación, ese hombre nunca reacciona con miedo al hecho de que llamen a su puerta, en mi imaginación, el último hombre solamente mira a la puerta, sin mostrar emoción alguna. Simplemente se queda mirando la puerta, no hay miedo, no hay aceptación, no hay nada en sus ojos.

miércoles, marzo 23, 2011

Por fin me han atrapado…

Era solamente cuestión de tiempo que alguno de los jueguecillos de Facebook me atrapara. Yo creía que era más fuerte, me resistí a Farmville, lo cual no fue difícil por ser imposiblemente aburrido, me resistí a todos los clones de estilo fantasía de MafiaWars, y a MafiaWars, por que el sistema es de lo más soso. Me resistí incluso a la versión de Spore que existe en Facebook, a pesar de que pase algunos días interesado.

Y ahora, cuando disfrutaba de una página de Facebook sin juego alguno, vienen con Zombie Lane y me atrapan. Han comenzado ya a comerme el cerebro…

Y de pronto me preguntó, ¿pero qué estoy haciendo aquí arreglando cercas y plantando plantitas? Pero luego llega la Horda y no hay ya tiempo de pensar en nada, pues es hora de que hable el plomo…

apps.facebook.com - 2011-03-23 - 05h-46m-19s

miércoles, marzo 09, 2011

The Salvation War

No es mi costumbre leer material escrito por aficionados, nunca se me verá navegando FanFiction.net o lugares por el estilo en busca de relatos basados en mis historias favoritas. Soy demasiado obsesivo con el Canon para ello.

En el pasado he llegado a participar –una vez, una única vez-, en relatos compartidos, de esos que son escritos entre varias personas –ni siquiera sé cuál es el término apropiado-, pero eso fue en los tiempos anteriores a los foros, cuando esas cosas se hacían por medio de listas de correo, e incluso fue antes de que Yahoo Groups devorara la mayoría de las listas de correo en las que estaba suscrito. Aquel relato nunca fue terminado, y debo confesar que participé con tal vez demasiado entusiasmo, vomitando capítulos enteros tal vez, o tal vez no, para desagrado de los demás participantes.

Desde entonces noté los aspectos de este tipo de esfuerzos literarios que se convertirían en mis fobias; la necesidad de incluir en ellos personajes basados en las personas participantes, y la inescapable tentación de incluir personajes basados en amigos de la vida real. Eso, en mi opinión, suele descarrilar las historias –y yo mismo lo hice, con el personaje basado en mi mismo que era de rigor para el estilo del relato, y con otro personaje basado en… bueno en la causante de mis desvelos de aquellos lejanos tiempos-. En un relato puramente ficticio esto puede no ser tan notorio, y sin embargo está allí, los personajes hablando de manera similar a como lo hacen sus contrapartes reales, y es más notorio cuando quien los escribe no es la persona que los creó, pues en esos casos el escritor se siente obligado a no descarrilar al personaje. Manías y detalles de personalidad son trasplantados a los personajes y ello no deja de ser chocante, al menos para mi, no consigo sentirme cómodo leyendo personajes de la vida real insertados en relatos ficticios. Claro que hasta hace más bien poco tiempo era incapaz de tomar en serio ciencia ficción escrita originalmente en español.

Y así como no frecuento los sitios de fan fiction, tampoco frecuento los foros. Sin embargo, recientemente un comentario hecho en un imageboard me llevó a TVTropes, y de allí a Star Destroyer Net, donde esperaba la historia –aún no estoy seguro, ¿es fanfic, es original fic?- de The Salvation War: Armageddon y luego su continuación The Salvation War: Pantheocide. ¿Y cómo no iba a llamarme la atención una historia de proporciones épicas, cuyo tema central es la guerra declarada entre los humanos y el Infierno y el Cielo? ¿Y con un título como Pantheocide? Forget about it. Como dicen al otro lado del Bravo I was all over that shit.

No creo que esa historia pueda ser clasificada como otra cosa que una novela épica publicada a entregas en un foro de internet. La calidad de la redacción me hizo preguntarme si acaso no habré estado equivocado todo este tiempo acerca del fan fiction; pero dado que lo usual consiste en que inmediatamente después de descubrir una joya entre lo que antes consideraba basura, es que a continuación encuentre solamente basura en mi búsqueda de más joyas, me he decidido a no buscar más y contentarme de momento con The Salvation War.

Claro que tiene sus detalles que la distinguen de algo profesionalmente publicado. Es evidente que el interés de su autor, Stuar Slade, es la milicia, en todos sus aspectos, y que su obsesión son las herramientas de la guerra, las largas y detalladas descripciones dejan eso bien claro. Pero dada la calidad de la historia, dado el tema, eso es un pecado menor. En una publicación profesional sin duda el buen señor Slade tendría que recortar muchas de esas descripciones, pero en realidad no estorban para que disfrutemos de la historia aquellos de nosotros que somos incapaces de distinguir entre un tanque de guerra y un tanque de gas. Otros detalles, más típicos de este tipo de ficciones, y a los que me refería al principio, no están ausentes, la inclusión de personajes basados en personas reales que participan en el foro, siendo nombrados en base a sus nicks, está allí, pero tras un corto periodo de adaptación, puede uno casi olvidarse de ese hecho y concentrarse en la historia sin pensar en quienes serán esas personas en la vida real. En este tipo de historia, que trata con personajes públicos sacados de la vida real –Bush y su gabinete, Putin, Randi, Dawkins, etcétera-, la inclusión de los participantes del foro es un poco más notoria que si todos los personajes fuesen ficticios. Pero de nuevo, la historia misma, su calidad, dejan de lado las quejas que pueda haber basadas en esos detalles, al menos para mi, que suelo encontrar esas cosas chocantes y que me hacen dejar de leer algo. Tal vez el único personaje que se llega a volver demasiado chocante en su naturaleza de trasplantado de la vida real, de Mary Sue me atrevo a decir, es una medium de nombre kitten –aclarado en la historia que va sin mayúscula-. En cualquier otro relato ese personaje, eternamente amado por todos los que la conocen –con una excepción que recibe su justo castigo por tal pecado-, me habría hecho dejar de leer de inmediato. No en este caso, por que la historia es demasiado buena para abandonarla por esos pequeños inconvenientes.

La historia, a grandes rasgos, está basada en la premisa: ¿Qué pasaría si un día dios decide comunicar a la humanidad que las puertas del Cielo están cerradas, y que todos los seres humanos están ahora a disposición de Satán, que todos quienes mueran irán, sin distinción, al Infierno, y que todos los seres humanos deben de inmediato yacer y morir? La respuesta de Stuart Slade es fascinante. Los seres humanos dicen: “Al carajo con eso”, y eventualmente terminan declarando la guerra al Infierno, que está tratando activamente de venir a conquistar el mundo –sin esperar oposición de los patéticos humano-, y poco después al Cielo, que ha traicionado a la humanidad y está tan interesado en la extinción de la humanidad como el Infierno.

¿Cuál es el giro de la historia? No es un spoiler dado que ocurre en las primeras páginas –o mejor dicho posts-, el infierno y el cielo, con todo y sus poderes y magia, se encuentran aún en la edad de bronce, sin haber tenido nunca necesidad de avanzar más allá. La humanidad, por otro lado, se ha convertido en una espeluznante máquina de matar. Así que las ventajas no están del lado de quien se esperaría en un principio.

Lo que me ha fascinado de esta historia es lo distinta que es de las que comparte premisas similares. No tenemos humanos indefensos esperando que alguna fuerza superior, algún arma milagrosa y escondida durante milenios, les rescate. Tenemos demonios y ángeles que se saben superiores a la humanidad, y que están a punto de recibir una muy desagradable sorpresa.

Para algunas personas la historia puede resultar chocante por su enfoque en lo militar, y es en realidad una historia de ciencia ficción militarista.  Pero si se puede dejar eso de lado, en verdad que vale la pena pues entre batalla y batalla hay ideas expresadas que son aire fresco para el género, aún cuando para nada nuevas en la psique de la humanidad.

Y es una historia larga, si fuese un libro, cada volumen, serían de esos que llegan a los miles de páginas y que las editoriales en español gustan de separar en cuatro o cinco libros menores.

En realidad apenas estoy cerca de terminar el primer volumen, Armaggedon, tras más de una semana de leer como un poseso. Pero estoy más que listo para empezar con Pantheocide –no puedo creer lo genial que es ese título-, y comenzar a esperar la prometida tercer parte, The Lords of War.

En conclusión, The Salvation War me ha hecho dudar de uno de mis más queridos prejuicios, que la ficción larga que no está escrita y publicada de manera profesional es mala. Y cualquier historia que me haga dudar de mis prejuicios más queridos es extremadamente bienvenida.

No voy a empezar a leer fanfic, como ya he dicho, pero ya no estoy tan cerrado a la posibilidad de cambiar esta actitud.

sábado, diciembre 11, 2010

El significado de la Navidad, según Abed por gracia de Lost.

Durante años, aquellos de nosotros con inclinaciones... alejadas de la idea de dios (por que decir "ateo" en la actualidad en internet es prácticamente suicida), hemos tenido que aguantarnos por estas fechas que los medios nos bombardeen con programas y mensajes acerca del "verdadero significado de la navidad".

Es cierto que una buena porción de esos medios, habían presentado una tendencia a alejarse de la idea cristiana de la festividad, y presentar cosas tales como "compartir", "dar", "convivir" como el verdadero significado de la navidad. Esto ha estado cambiando recientemente cuando los cristianos fundamentalistas han estado volviendo por sus fueros, ayudados de los contraculturalistas de nueva generación que siempre verán error en lo que a cada generación toma el lugar de mainstream. Ahora la aconfesionalidad de la festividad decembrina es el enemigo para muchos, no por el ingrediente arreligioso, sino en tanto que cumbre de los políticamente correcto, y como todos sabemos, ser políticamente correcto en estos días es más malo que pegarle al niño dios en navidad.

Por suerte el post post modernismo (o no sé en qué nivel de post vamos ya), viene al rescate, por que ya va siendo hora, parece, de aburrirse del naciente mainstream, como opuesto del anterior mainstream.

Y resulta de que uno de los programas de TV que está encarnando la nueva manera de contar historias y las nuevas formas de pensar, es Community, un programa en el que no tenía mucha esperanza cuando comencé a verlo, y que ahora me ha convertido en adicto.

Así, vino el especial de navidad de Community de su segunda temporada, Abed's Uncontrollable Christmas. Y aparte de lo genial del episodio en stop motion auto consciente por medio del personaje de Abed, tenemos al final el mensaje acerca del verdadero significado de la navidad, y tengo que decir que es el mejor significado que me escuchado en la TV, y uno de los dos mejores junto al de Hoghfather (una compleja narrativa acerca de los mitos, los cuentos y las mentiras pequeñas que nos preparan para hacernos soportables la mentiras mayores).

El mensaje al final de Abed's Uncontrollable Christmas fue que: "El significado de la navidad, es la idea de que la navidad tiene un significado, y éste puede ser lo que tú quieras que sea". Así de sencillo y así de profundo, y así de satisfactorio para aquellos de nosotros que no nos tragamos los cuentos religiosos al respecto.

En el fondo no es otra cosa que la idea de la fe por la fe misma, de la esperanza por ninguna otra cosa que la esperanza misma, la verdadera y pura experiencia misteriosa y espiritual, aquella que no tiene un significado expresable en palabras, y que queda disminuida cada vez que una traducción es intentada de la mente de aquel que la experimenta, a la de aquel que no.

Un episodio, un mensaje, que como ateo, cínico y amargado, encontré profundamente significativo. El fundamento de la navidad no es en realidad que sea el aniversario del nacimiento de alguna figura que puede o no haber existido, no es la saturnalia, no es el solsticio de invierno, el fundamento, el núcleo, el corazón desnudo de la fecha es, simplemente, una carga inexplicable de significado, y es inexplicable por que cada quien le damos un significado diferente, pero nos ponemos de acuerdo en que es especial, por la razón que sea, pero es especial, es potente, es trascendente en la mejor de las maneras, aquellas que no requiere más que el reconocimiento de esa trascendencia y ninguna otra condición más.

Puede parecer hueco para algunas personas, sobre todo aquellas que tengan una idea muy enraizada de lo que significa la navidad, pero para aquellos de nosotros que la encontramos importante por sí misma, es un mensaje que necesitaba ser visto en algún medio, aunque fuese para saber que no estamos solos en esa interpretación.

Ahora, Abed's Uncontrollable Christmas se une a Hoghfather, The Nightmare Before Christmas y Scroodged, se une a mis imperdibles para las fiestas decembrinas.

jueves, octubre 28, 2010

Adiós Cáprica

Era de esperarse, apenas había empezado a ver Cáprica, a vencer el prejuicio de que no era BSG, y la abominación del canal previamente conocido como SciFi (nunca voy a pronunciar su nombre actual), la cancela. Al parecer los raitings no fueron suficientes.

Y en realidad era de esperarse. Cáprica es mucho seria, en el aspecto de que es una historia muy complicada, contada dentro de demasiados géneros, como para que le guste al público general. En lo personal me había empezado a fascinar la idea, ese mezcla de soap opera, space opera, noir, cyberpunk, y thriller estaba siendo manejada de una manera genial.

Lo único que habría podido pasar sin, era el personaje de Zoe, aborrecí a esa escuincla malcriada insoportable. En comparación, Tamara era mucho, mucho mejor. Y estoy seguro de que ese mismo personaje de Zoe era lo único que muchos otros querían ver, no me sorprendería en lo absoluto.

La idea de Cáprica se prestaba más para novela, o serie de novelas, donde no se tuviera que gastar tanto dinero en algo que la gente iba a preferir ignorar en favor de cosas como america’s next top model, o lo que sea que la gente ve en gringolandia.

Tal vez en el futuro, en un nuevo reboot dentro de unos veinte años, la gente esté más dispuesta a aceptar algo como Cáprica, cuando la sofisticación de géneros llegue por fin a la TV.

Al menos me quedan los buenos recuerdos. Por ejemplo el que James Marsters haya aparecido, y luego su personaje haya sido eliminado por otro que estaba a su nivel. Y nunca olvidaré la hermosa escena de la madriza que le ponen a Zoe, al menos eso valió la pena.

Faltan cinco episodios que el ex SciFi se dignará a poner, tal vez, en 2011, un final apresurado que me imagino será el primer brote de lo que eventualmente se convertirá en la guerra de los Cylons.

Pero los conceptos que estaban poniendo en la serie definitivamente no tendrán tiempo de crecer, no habrá oportunidad de ver qué era lo que Moore tenía preparado para nosotros.

En fin.

Y luego me entero que Star Gate Universe puede correr la misma suerte por que tampoco tiene los suficientes ratings.

SGU, al principio me pareció una vulgar copia de BSG hecha en el universo de StarGate, pero con el tiempo he llegado a disfrutarla, si no nada más, al menos como heredera precisamente de BSG. Supongo que eso ha sido un problema pues los fans de SG se esperaban algo más al estilo de las dos series anteriores, y los fans que pueden ser atraídos por la estética se quejaran de que no sea BSG.

Es cierto que SGU se está desarrollando a un paso tal vez demasiado lento, y puede ser que tampoco tengamos oportunidad de saber qué era lo que tenían planeado para el futuro de esa seria, ojalá no sea así.

Al menos aún tengo a Fringe, que parece sí va a durar.