domingo, agosto 30, 2009

El Necronomicón: Atheism for Dummies.

Si la obra de H.P. Lovecraft es una metáfora para algo, lo más probable es que sea una metáfora atea.

Visto superficialmente, el trabajo de H.P. es una renovación de lo sobrenatural por medio de la inclusión de lo científicamente "posible". Lovecraft creó el género del Horror Cósmico mezclando en sus escritos lo religioso, o mejor aún, los aspectos más oscuros del Ritual, con lo alienígena, o de nuevo mejor aún, con los aspectos más inquietantes de la posibilidad de la vida "Allá afuera".

Sin embargo, visto más de cerca, otras facetas parecen en la obra de Lovecraft.

Las "enseñanzas" religiosas suelen recurrir a las parábolas y metáforas de la vida diaria para explicar aspectos sobrenaturales o divinos que de otra manera no podrían ser comprendidos por los mortales. La cosa ha llegado al punto en que hablar en términos terrenales de esos aspectos "espirituales" es un lugar común y los creyentes se sienten más cómodos pensando en su dios como en alguien no muy distinto de ellos mismos. La barrera entre lo divino o sobrenatural, y lo humano, se borra y se pueden aplicar emociones y motivaciones humanas a los supuestos fenómenos sobrenaturales. Así, tanto dios como los fantasmas, suelen querer algo, necesitar cosas, y tener metas y motivaciones comprensibles para los seres humanos.

Ahora, si vemos la obra de Lovecraft podemos encontrar el opuesto ideológico de lo anterior, metáforas y parábolas escritas en código sobrenatural, para comunicar mensajes acerca de aspectos del universo en que vivimos. Un universo que, después de cientos de años de experimentarlo a través del filtro de lo sobrenatural, somos incapaces de ver como realmente es.

Las deidades en las obras de Lovecraft son incomprensibles, distantes y sin el menor interés por el bienestar de la humanidad. En el universo de las obras de Lovecraft, los dioses, los Antiguos, son básicamente los peces grandes que se alimentan del plancton que son los seres humanos y, presumiblemente, otros seres al nivel de la humanidad.

En el centro del panteón lovecraftiano, si es que se puede considerar que existe en verdad un centro, o de hecho un panteón, está Azathoth, el dios idiota, la representación "divina" del caos primordial. Si consideramos a Azathoth como un creador, tenemos que verlo como uno que crea por capricho y tal vez incluso sin voluntad de hacerlo.

En líneas generales el universo de Lovecraft es uno duro, frío, despojado del confort de deidades benévolas, y uno donde la humanidad tiene que valerse por sí misma, al tiempo que debe ser consciente de que, a fin de cuentas, es más bien poco lo que puede hacer por defenderse de los peligros de ese universo, viejo y hostil.

El universo, como lo conocemos hoy en día, es en escancie así, frío y hasta donde sabemos hostil a la vida. Hay pequeñas zonas de él donde la vida puede, en teoría (aparte de la Tierra misma) desarrollarse y triunfar; y aún en esas zonas, la vida de inmediato se ve inmersa en una lucha brutal por mantenerse, y por triunfar sobre sí misma.

El universo no parece un lugar acogedor, no parece haber rastro de los dioses benévolos, y si bien tampoco lo hay de los dioses oscuros de Lovecraft, tenemos que ver a éstos como metáforas del universo en que vivimos. Azathoth es el caos último, la entropía hacia la que por naturaleza se dirige el universo, y el caos y azar del cual surgió, sin un motivo ni un por qué. El Gran Cthulhu es la amenaza apenas adivinada que todo ser vivo inteligente teme, la amenaza de un cambio repentino y brutal de las circunstancias que termine por extinguir a la vida.

Las deidades de Lovecraft son, en realidad, metáforas para los peligros muy reales de un universo donde la vida es rara y se mantiene en un delicado balance de las leyes de la termodinámica.

Es en La Llamada de Cthulhu donde, y estoy parafraseando, el narrador nos deja un mensaje al que creo no se le ha prestado la suficiente atención. Nos dice que llegará el momento en que la humanidad finalmente vea, sin velos, sin filtros, lo que en verdad está allá afuera, y cuando llegue ese día, la misma humanidad preferirá regresar a una edad oscura antes que soportar la enloquecedora visión del horror cósmico.

¿Y acaso no es así? ¿Acaso la humanidad hoy mismo no se siente cada vez más incómoda con lo que la ciencia le muestra del universo y comienza a anhelar los buenos viejos tiempos durante los cuales mantenía los ojos cerrados y se sentía cómoda en su lugar imaginado de ser la joya de la creación? ¿Cuantas personas hoy en día no sienten que la ciencia les arrebata algo al hacerles ver el universo como en realidad es, un lugar frío, solitario y hostil?

Creo que Lovecraft dio en el blanco con ese mensaje del narrador de La Llamada de Cthulhu; pero que se trata de una metáfora. El narrador nos está hablando de los horrendos dioses oscuros, de los Antiguos; pero el escritor tal vez nos esté hablando del universo material tal como es, carente del confort de los dioses benévolos en los que nos hemos refugiado los humanos durante milenios.

Lovecraft nos hablaba con las palabras que pueden ser mejor entendidas por la humanidad. Dado que ésta se encuentra atrapada dentro del pensamiento mágico, Lovecraft nos habla con la voz de la magia, pero nos muestra, detrás de ese velo mágico, el mundo duro tal como es, el mundo donde el gran pez devora al pequeño, y donde el hombre no es bienvenido, no por odio, sino simplemente por que no está hecho para soportar las condiciones reinantes en ese gran universo.

Claro que no podemos aplicar esto a toda la obra de Lovecraft. A fin de cuentas era un escritor y le gustaba escribir historias de horror, disfrutaba sumergirse, mientras escribía, en ese mundo ajeno y misterioso donde poderes extraños pueden ser usados por el hombre más allá de sus capacidades físicas, y seguramente también disfrutaba dándose y dándole a sus amigos un buen susto con sus relatos.

No pretendo presentar a Lovecraft como un fabulador monomaníaco que con cada historia trataba de abrirnos los ojos al universo carente de dioses en que vivimos. Como todo ser humano tenía muchas facetas, y además de sus ideas tenía gustos y aficiones (por ejemplo, es sabido que era un racista irredento). Y seguramente muchas de sus historias las escribió simplemente por el gusto de hacerlo, o para sacar fuera algunas de sus obsesiones menores.

Y ahora al Necronomicón. Hay muchos supuestos necronomicones allá afuera, todos y cada uno de ellos una verdadera desilusión para el verdadero aficionado a Lovecraft. Ninguno de los necronomicones tiene en verdad ese sabor del cual uno obtiene probaditas a lo largo de la obra de H.P., y creo que eso se debe a que todos estos necronomicones han sido escritos desde el punto de vista de la magia, de que el Libro Maldito debe ser, por fuerza, un grimorio o una especie de biblia negra que dé por hecho la verdad del mundo sobrenatural lovecraftiano.

Creo que el Necronomicón tendría que ser algo distinto, y en su base, considerando la idea de que el Libro Maldito debe poseer la distintiva capacidad de enloquecer al lector, o al menos sumirlo en un estado de estrés emocional límite, creo que la idea central del Necronomicón debería ser la misma que aquella de la obra de Lovecraft, una idea que lo alejaría definitivamente del grimorio y de la biblia negra, y esa idea sería: Humano, el Universo es tu tumba, la tumba es el olvido final, y no hay nada que puedas hacer.

sábado, agosto 29, 2009

Delicious Pasta

Por alguna razón, Baalcebub se ha convertido en un insaciable consumidor de creepypasta en estos días. No voy a insultar a nadie pensando que no saben lo que es el creepypasta... a quien estoy engañando, me encanta insultar a la gente subestimando cuán enterados están. Creepypasta es un interesante género de relatos cortos, ultracortos a veces, de terror, en especial creados con la idea de generar una sensación de miedo inmediato en el lector recurriendo a las bien conocidas técnicas de las leyendas urbanas y, en especial, de los relatos de terror hechos para ser contados a la luz de una hoguera. Con la diferencia de que la creepypasta está mejor diseñada para ser leída a la luz del monitor en mitad de la noche.
Listo, por si alguien no sabía de qué se trataba.

Mis dos sitios favoritos para satisfacer esta habre repentina por delicious pasta, son:
Creepypasta.net, ideal para ser navegada con el PSP, lo que encuentro es la manera ideal de leer esta deliciosa pasta... y a veces no tan deliciosa. Si bien su inconveniente es que accede a las historias de manera aleatoria, lo que puede llegar a resultar enervante.
Y Creepypasta.com. No tan amigable con el PSP, a menos que esté uno listo para detener la carga de la página antes de que termine, para así poder acceder a una versión simplificada, menos pesada y sin el javascript de la página.

Incluso, Baalcebub ha estado dándole vueltas a algunas ideas para crear sus propias pastas. Tal vez, o tal vez no, eventualmente las publique en La Senda de los Muertos... que como blog hace bastante que está, precisamente, muerto.

Las Brigadas Fantasma

Las Brigadas Fantasma (The Ghost Brigades), de John Scalzi.
Tengo que reconocer que la trama ha mejorado desde Old Man's War (la cual ahora me entero se llama en español La Vieja Guardia, y para un libro cuyo título parecía muy difícil de traducir, no les quedó tan mal).
Old Man's War es una historia simpática al más puro estilo space opera donde los humanos son los buenos por default y los alienígenas son los malos por default. Este gran defecto queda de lado por la narración relajada y algunas ideas interesantes que ya mencioné en su momento.
Ahora tengo que reconocer que con Las Brigadas Fantasma, Scalzi parece irse retirando del cliché de humanos=buenos, alienígenas=malos, pues la historia comienza a incluir ciertas dudas sobre este prejuicio. Tal vez no lo sabemos todo, y tal vez, a fin de cuentas, los humanos somos los malos. Pero esto que acabo de escribir no es del todo acertado, pues Scalzi revela un universo en su serie de la Unión Colonial que poco a poco se va separando de absolutos morales. Ya desde Old Man's War, antes que los imperativos morales estaban los imperativos de supervivencia, esto se vuelve más claro en Las Brigadas Fantasma.
Justo al principio del libro me topé con una irregularidad que, si bien más tarde es tímida y sesgadamente aludida, nunca es enfrentada del todo. En Old Man's War se nos deja claro que antes de transferir una mente a un nuevo cerebro, lo cual es imperativo para todos los reclutas de las FDC, el cerebro nuevo tiene que ser aclimatado a la conciencia que recibirá, y esto no se puede hacer -eso se nos deja claro en Old Man's War-, simplemente tomando una imagen del cerebro del individuo y moldeando el cerebro a partir de ella; el proceso tiene que ser en vivo, de allí el que los reclutas tengan que soportar el ver sus cráneos perforados por docenas de "agujas" que inyectan una especie de red neural que monitorizará el cerebro en todo momento, hasta el día de la transferencia.
Ahora, Las Brigadas Fantasma parte de la idea de que una conciencia grabada (algo que antes no se podía hacer y cuyo descubrimiento es un punto importante de la historia), es transferida a un nuevo cerebro. Ese cerebro, como todos los de los nuevos cuerpos de los soldados de las FDC, es creado a partir de ADN del individuo original. Sin embargo, dado que no se cuenta con la presencia de dicho individuo original, no es posible aclimatar el cerebro como parece ser fundamental en Old Man's War. Ahora, la historia deja claro que la transferencia no fue perfecta y que durante meses no "prendió", y hay algunas veladas alusiones al hecho de que un proceso como ese no se había hecho nunca antes... sin embargo me hubiera gustado que alguno de los personajes hablara claramente acerca de que el obstáculo principal era precisamente esa falta de aclimatación del cerebro a partir del comportamiento de un sujeto original vivo. En cambio, la preocupación de los personajes parece centrarse en el hecho de que la conciencia en cuestión está grabada en un medio que los científicos de la UC apenas son capaces de comprender (habiendo obtenido su fundamento de los Consu), y que nunca antes se había podido grabar en un medio sintético una conciencia, mucho menos recargarla en un nuevo cuerpo. Me pregunto si Scalzi decidió no dedicarle mucha importancia a un punto que en su libro anterior parecía bastante importante... o si algo fue perdido en la traducción.
Por otro lado, el libro satisface en cuanto a varias de las soluciones presentadas ante los problemas que enfrentan los personajes. Si bien los Obin, por buena parte del libro los "malos de la historia", salen de la nada, eso es de esperarse si consideramos que uno de los personajes menciona como la humanidad conoce a más de 600 especies inteligentes. Por otro lado, la influencia de los Consu se mantiene durante este libro, lo cual me pareció muy acertado considerando que el primer combate en que se vio involucrado Perry en Old Man's War fue precisamente contra los Consu, y a través de las observaciones de Perry el lector pudo comprender que había mucho más en los Consu de lo que la UC estaba dispuesta a aceptar.
La solución final al último de los problemas que el protagonista, Jared Dirac, tuvo que enfrentar estuvo muy bien planteada, desde su inclusión incidental cerca del inicio del libro, pasando por su utilización a un grado mayor hacia la mitad, llegando hasta su revelación como la respuesta al mayor de los problemas. Eso fue muy satisfactorio pues el protagonista no tuvo que sacarse algo de la manga para derrotar a su rival (que por cierto, nunca vimos morir realmente).
Aun cuando Las Brigadas Fantasma podría ser visto como una copia de Old Man's War, solamente variando la naturaleza de los protagonistas, las diferencias van más allá. Los personajes son distintos (aún cuando ambos son presas del interés exagerado que Scalzi parece poner en el humor) y sus acciones también lo son. Dirac no es el Perry que, sin quererlo, siempre parece tener la solución en la que nadie pensó y es capaz de ganarse la simpatía de cualquiera. Dirac es más callado, y aún cuando tiene sus momentos de brillantes que sólo logran dejar en claro que sus iguales son un tanto lerdos, estos momentos no son tan obvios como con Perry. Y algo que se agradece mucho es que Dirac no trata tan insistentemente, como Perry, de caer bien a todo el mundo.
Al final, no puedo evitar, así como Ols Man's War se asemeja a Ender's Game, comparar Las Brigadas Fantasma como La Sombra de Ender, aun cuando la comparación no es obvia.
La política también se vuelve más complicada en Las Brigadas Fantasma. Nos enteramos del Cónclave, y al final, en un trozo que tiene un tanto demasiado de exposición inmerecida, si bien no innecesaria, nos enteramos también del Contra-Cónclave.
Pero lo que más me intereso de Las Brigadas Fantasma, cómo no, fueron los Obin, en especial dado lo mucho que me gustaron los Scramblers del Blindsight de Watts. Ambas especies son muy similares, y su verdadera diferencia radica en que los Obin habitan un universo antropocéntrico, mucho mejor para ubicar una space opera, mientras que los Scramblers habitan en uno casi anti antropocéntrico... ¿antropoexcéntrico? donde se les puede analizar con mucho mejor detalle, sin tener que molestarse por crear una historia atrayente en el formato de la space opera.
Ambos Obin y Scramblers comparten una característica fundamental, carecen de ego, de concepto del yo. Pero mientras los Scramblers parecen ser la forma dominante del universo, lo cual no pinta nada bien para los seres humanos, y su existencia pone el dedo en la llaga sobre la posibilidad de que la autoconciencia no sea la gran cosa, tal vez ni siquiera una ventaja evolutiva; los Obin son los descastados del universo de Scalzi, únicos en su carencia de autoconciencia, aún van más allá, deseando desesperadamente poseer eso de lo que carecen. Esto va muy bien para el space opera donde el humano es el modelo ideal del ser inteligente, pero deja qué desear en el departamento del análisis filosófico del yo. Ahora que Scalzi permite a uno de sus personajes, si bien "el malo" (aunque la verdad en lo personal lo encontré muy razonable), mencionar que ese deseo de los Obin por poseer una autoconciencia muy buen puede haber sido artificialmente inducido en ellos por sus creadores, y que a fin de cuentas el conseguir ese Yo, no les servirá de nada, pues son perfectos así como son.
En el universo de Scalzi, al parecer y para tranquilidad de la humanidad, una especie inteligente no puede evolucionar por sí misma si carece de autoconciencia. Y si bien Watts no nos deja claro si los Scramblers son "naturales" o "creados", sí que abre la posibilidad a que estas creaturas hayan evolucionado por sí mismas, y que sea el modelo humano el que esté manifestando un error en su evolución con su obsesión por la autoconciencia.
En general, Las Brigadas Fantasma me parece que amplía y mejora la trama iniciada con Old Man's War, y estoy impaciente por comenzar con La Colonia Perdida.
Otro detalle simpático, y muy bien utilizado en la trama, fue el hecho de que los BrainPals, la herramienta de herramientas de los soldados de las FDC (horrendamente traducidos como CerebroAmigos), pudieran tener defectos en su arquitectura, back doors al más puro estilo de Microsoft, que pudieran ser explotadas con el fin de poner en riesgo la efectividad de todas las fuerzas militares de la UC. Fue un guiño muy bienvenido de parte de Scalzi. No estoy tan seguro de cómo me sentí con la “ciencia ficción de antaño” (o sea la ciencia ficción de nuestro tiempo), que fue mostrada a los cadetes de las Fuerzas Especiales durante su entrenamiento. Está uno acostumbrado a que en las novelas de ciencia ficción sea casi una regla el que estén basadas en una realidad donde, o bien no existieron las novelas de ciencia ficción de nuestra época, o bien ha sido completamente olvidadas. Su inclusión es bastante delicada pues puede fácilmente ir de un cariñoso homenaje, a que el lector perciba al autor como ligeramente pedante. Por otro lado, es natural que una historia basada en el futuro que pretenda poseer toques de realismo, incluya alusiones socioculturales que han influenciado mucho a nuestra sociedad presente. Aún así, no estoy seguro de se Scalzi lo consiguió con esas alusiones.

domingo, agosto 23, 2009

¿Puede salir algo bueno de Yahoo Respuestas? Al parecer, si.

Yahoo Respuestas puede ser un lugar peligroso. No peligroso por las opiniones que se encuentra uno expresadas allí, en especial en ciertos foros, sino peligroso por lo adictivo. Uno sabe que está mal perder tiempo respondiendo preguntas que quien las hizo ya tiene una respuesta en mente y otorgará los puntos a quien más se acerque a lo que él o ella... o ello... piensa. Por supuesto que estoy hablando de foros como el de Religión y Espiritualidad, por mucho uno de los más activos. Otros foros pueden resultar en realidad informativos, pero nada es tan adictivo como responder a las preguntas de fanáticos religiosos (o trolles pretendiendo serlo), una y otra vez aun, cuando la respuesta es la misma que diste el día anterior. Puede uno terminar odiándose a sí mismo, como con el consumo de cualquier droga, pero en ese momento, es imposible resistirse.

Como sea, como ya mencioné, hay otro foros que resultan útiles, como el de Arte y Humanidades, en la sección de Libros. Entre los niños queriendo que alguien les haga la tarea, y fanáticas descerebradas de Crepúsculo, luego se encuentra uno cosas interesantes.

Pero la última cosa interesante que me encontré tenía menos que ver con la pregunta, que con la búsqueda de una respuesta. Alguien quería saber sobre "Los Versos Satánicos". Eso me llevó a buscar información, en especial donde descargar el condenado libro (condenado por los fanáticos religiosos, no condenado en sí), y me topo con QuedeLibros, uno de los mejores recursos para e-books que me haya encontrado en meses recientes. Y mi emoción se debe a que justo después de haber terminado Old Man's War, y mientras leo The Sagan Diary pensando que durante algún tiempo va a ser lo último que sepa sobre el universo de la Unión Colonial de Scalzi; de pronto, y retando mi convencimiento férreo de que todo es coincidencia, me topo en QuedeLibros con Las Brigadas Fantasma y La Colonia Perdida. Mi inicial desconfianza se basó en que se trata de las traducciones al español, que en muchos casos, cuando se trata de e-books, dejan mucho qué desear -la traducción que intenté leer hace algún tiempo del libro que comienzo a considerar mi Santo Grial personal, Posesión, de Stephen King, fue simplemente ilegible-, pero fue en parte disipada por el hecho de que los primero libros que descargué -y vaya que volví a las andadas, aún con unos pocos cientos de libros aun esperando ser leídos en mi disco duro-, no estaban en el formato maldito (PDF, siglas que representan, hasta donde yo sé, Peste, Destrucción y Fístulas).

Pero mi sorpresa fue aún mayor, y mi alegría a punto de rebosar niveles nunca antes alcanzados (estuve a punto de sonreír, a punto les digo), fue que la calidad de los libros era excelente. Una ligera revisada con Book Designer me mostró que los errores que más temo (los saltos de párrafo a media oración) eran prácticamente inexistentes, y el formato de los libros fue una delicia para modificar con Book Designer.

Los libros en español suelen ser los más pesados de editar con Book Designer, muchos saltos de párrafo a media oración (culpa, de nuevo, del formato maldito), muchas oraciones cortas que BD identifica como títulos, subtítulos, etc., y un sin fin de otros problemillas que requieren un mínimo de una hora para adecentar. Las Brigadas Fantasma y La Colonia Perdida, no sufrieron de ninguno de estos problemas.

Estos libros de verdad que están editados por gente con amor al arte, y eso da gusto... por que tiene uno que trabajar menos en ellos... ejem...

Y QuedeLibros se siguió revelando como una fuente inagotable de gozo y felicidad... hasta que, claro, traté de descargar Posesión... que estaba sólo en PDF... creo que es verdad, nunca llegaré a leer Posesión, y ni siquiera es por que me haya limitado a buscarlo en formato electrónico, en las librearías sólo se encuentra su gemelo Desesperación (el cual definitivamente no me gustó).

En fin, que el caso es que Yahoo Respuestas por fin me devolvió algo de lo mucho que le he dado en la forma de trolleo anti religioso, por medio de indirectamente hacerme encontrar QuedeLibros, otro recurso más para el buen Caracortada.

Ahora mismo estoy disfrutando de Las Brigadas Fantasma, que espero continuar de inmediato con La Colonia Perdida. Ya después, vendrá otro hallazgo hecho en QuedeLibros, Nocturna, de Guillermo del Toro.

También, pero este por torrent, me he descargado The Gun Seller, de Hugh Laurie, y por los primeros párrafos que leí, parece que el libro es bueno. Puede ser que tal vez ese hombre, Laurie, no me vaya a dejar un sólo campo en el cual no admirarlo.

martes, agosto 18, 2009

Old Man's War


Old Man's War es un libro escrito por John Scalzi, un escritor del que nunca había oído hablar.

El libro fue una lectura muy agradable, hace mucho que disfruté tanto de un libro como éste -no me refiero a que los temas me hayan hecho pensar mucho, como en el caso de Blindsight de Peter Watts-, sino que está escrito de una manera muy amena y fácil de seguir, que creo en estos momentos era justo lo que necesitaba. Había estado pasando por una racha en la que no encontraba libro que me atrapara, y Old Man's War lo hizo.

Este libro electrónico me lo conseguí casi por accidente de una especie de “remate de libros gratis” de la casa editora TOR, creo que en una entrada anterior hablé de ello.

Es un libro escrito al estilo de Heinlein, una especie de homenaje. Así que es exactamente lo que se podría esperar, un space opera de guerra, al estilo de Starship Troopers y que recuerda mucho, obviamente, a Ender's Game. No introduce demasiados conceptos novedosos, se acomoda en su nicho y se dedica a contar una historia que todo lector familiar con este tipo de libros podrá reconocer.

Claro que si hay algunas novedades, aunque eso de novedades puede ser una exageración.

La idea de una civilización interplanetaria donde la Tierra en sí no juega un papel principal y de hecho se encuentra en cuarentena, protegida a la vez que limitada por un poder político humano superior (la Unión de Colonos), aunque no sé dónde pude haberlo escuchado antes no me resultó del todo ajeno. No es de hecho similar a la relación terrestres-espaciales de Asimov en la fase más temprana de su Imperio Estelar. La Unión de Colonos es paternalista no sólo con la Tierra sino con las demás colonias y de hecho nunca queda del todo claro quién está detrás de esa fuerza política, quien dicta las ordenes de las CDF (Colonial Defense Forces).

Tal vez la mayor novedad, aunque tiene un sabor muy fuerte, para mi, a Larry Niven, es el hecho de que los soldados del CDF son hombres y mujeres de la tercera edad, a quienes se les proporcionan cuerpos nuevos especializados para la batalla; tenemos así soldados que han vivido toda una vida como civiles, han creado familias y negocios, y hacia el final de sus vidas deciden, por varios motivos, lanzarse a una vida de aventura formando parte de las CDF. La mayor razón expresada para tomar esa decisión es el deseo de no morir de viejo, pues se sabe, en la Tierra, que de alguna manera la CDF puede rejuvenecer a las personas -el hecho de que todo se trata de un trasplante de cuerpo no resulta en realidad ninguna sorpresa para el lector, pero la sorpresa de los protagonistas se justifica tal vez debido al estado de desinformación en que la Unión de Colonos tiene a la población de la Tierra. Así que estos soldados luchan no sólo por defender el espejismo de un ideal, sino por defender a una humanidad que conocen muy bien y de la cual forman parte ya sus genes. Esto es lo que me recuerda a Niven, con sus Protectores Pak, los más viejos de entre los Pak que alcanzan un estado de fisiología modificada con el cual pueden proteger a su progenie, donde sus genes ya se están replicando. No sé si Scalzi pensó en los Protectores Pak al crear a sus soldados viejos, pero la relación es interesante. Claro que también está la contraparte, las Brigadas Fantasma, los soldados de las Fuerzas Especiales que nacen siendo adultos y listos para pelear, sin haber tenido nunca una vida humana normal.

La idea de que la tecnología para los viajes interestelares (el skip drive) lo que hace es mover las naves de un universo a otro idéntico es interesante y hasta cierto punto perturbadora, y podría habérsele dedicado mucho más tiempo al análisis sus implicaciones, pero eso habría entorpecido el avance de la novela. En ausencia de tiempo para explicar los detalles más complicados, la respuesta de Scalzi, por medio de dos de sus personajes más versados en física “no tienes las matemáticas para comprenderlo”, resulta una salida bastante inteligente, si bien puede resultar insatisfactoria para algunos lectores que queremos saber más. Pero más de un libro se ha hundido bajo el peso de su propia densidad científica.

Otro aspecto que me quedé con ganas de que fuera mejor explorado, es lo que ocurre con los cuerpos viejos después de que “la conciencia” ha sido transmitida a un nuevo cuerpo. No me convence la idea de que el viejo cuerpo simplemente deja de funcionar, y para mi queda un aspecto macabro detrás de esa transferencia. La conciencia tal vez se copie, pero me parece evidente que el original no pierde la conciencia original, y es simplemente destruido por el encargado de la transferencia. A fin de cuentas, el original muere, y aún cuando el nuevo yo tiene conciencia de una continuación de su existencia previa en la nueva, el original ve terminada su experiencia. Pero como es común, no vemos la cuestión desde el punto de vista del original que está a punto de ser destruido. ¿Al final de cuentas se enteró de que a pesar de todo estaba muriendo? Esos segundos en los cuales el nuevo yo observa al viejo yo mirarlo dan a entender que la experiencia continúa en el viejo yo, aunque sea por unos momentos, y diverge de la del nuevo yo. Pero como dije, de ello no se habla más, y es una de las cuestiones de la ciencia ficción que siempre me han hecho sentir incómodo desde que lo vi por primera vez en las teletransportaciones; la cosa es que el original muere, el tipo que entra en la cabina deja de existir, y luego aparece uno nuevo en la siguiente cabina que tiene todos los recuerdos de ser el original, pero que en realidad no lo es.

Hay varios clichés en Old Man's War, pero la mayoría son perdonables y no afectan demasiado el disfrute del libro. Hay sólo dos que incitan una respuesta insatisfacción. Uno es el inescapable sargento instructor, que entrega un discurso larguísimo acerca del como no es el típico sargento instructor de la ficción, sino que él es “the real deal”, quien en verdad, de veritas de veritas odia a los cadetes que le ha tocado entrenar. Pero todo el largo discurso no consigue cambiar la verdad; que SI es el típico sargento instructor de las novelas de guerra. Creo que Scalzi hizo esto como una parodia en varios niveles... o bien creyó que en verdad estaba creando un personaje consciente de su personaje y que lograba despegarse del cliché por medio de su discurso... pero no lo consigue. Muy bien podría Scalzi haber creado un personaje completamente distinto para ese sargento; dado que es sólo esporádicamente visto, las posibilidades eran muchas, pero Scalzi eligió irse por el lado del cliché que se sabe cliché y desea no ser cliché. Unas pocas acciones de parte de este personaje en lugar del discurso “yo sí los odio”, habría ido mucho más lejos para establecer su credibilidad.

El otro cliché es el héroe que triunfa en todo, más allá del deber, más allá de lo razonable, cuando no por sus propias cualidades, por pura suerte, y es además humilde acerca de todo ello. Esto también puede que sea una especie de parodia, pero tratándose del protagonista, la parodia llega a incomodar. La cuasi disculpa, hacia el final del libro, para este cliché, con un superior diciéndole al protagonista (John Perry), que “Nobody likes an overachiever” no termina siendo suficiente.

A pesar de todo lo anterior, repito, el libro es muy disfrutable. Y a pesar de que los aliens son, en su mayoría, malos malos, los diálogos internos de los personajes acerca de las continuas guerras le quitan pesadez a este otro cliché.

Ahora que lo pienso, tal vez todo el libro es, además de un homenaje, una parodia en varios niveles de las space operas de guerra.

No sé si soy solo yo, pero no pude evitar, cuando se trata de los malos de la historia, los alienígenas Rraey, pensar en que eran una especie de parodia de esa chef superestrella -o como sea que se les diga- Rachel Ray; por el nombre Rraey/Rachel Ray, y por el hecho de que uno de los actos de provocación de los Rraey es transmitir un programa de televisión, precisamente con uno de sus “chefs superestrella”, acerca de cómo cocinar humanos. Si estoy en lo cierto y esto fue planeado así por Scalzi, muy buena broma John, muy buena :)

En mi sistema de clasificación de libros, el cual nunca he usado antes en este blog y probablemente nunca usaré después, le doy a Old Man's War cuatro cruceros de batalla de cinco posibles (el quinto fue derribado por la maligna raza alienígena de los K'lyche).