viernes, junio 04, 2010

A final de cuentas, la culpa era mía

Pues listo, por fin ha quedado instalado y al parecer configurado a mi gusto Windows 7. Y todos los problemas anteriores eran culpa mía, por ponerme a descargar enormes paquetes de idiomas que resulta servían para cambiar el lenguaje del OS, no para lo que yo me imaginaba, que mejor no lo menciono para no avergonzarme más.

Claro que también tuvo que ver que Ubuntu haya estado diciendo la verdad todo este tiempo y el disco duro no sirviera ya, esos cliqueteos no era una nueva función de entretenimiento multimedia de Ubuntu. Al parecer el reclamo debe ir contra los de la CFE, por los constantes apagones.

Y pues sí, Windows 7 está chido. Dos decepciones, Windows Live Movie Maker no se acerca al Movie Maker anterior, y el anterior, que también lo he instalado, está de nuevo con problemas para leer los archivos, y como esta vez ni siquiera me dice que le falten codecs, pues no tengo la menor idea de qué hacer para arreglarlo. El páquete de codecs está instalado, pero lo más probable es que tenga que configurarlo adecuadamente.

Pero bueno, al menos tengo de vuelta dos programas muy extrañados, Sony Reader Library y Book Designer, dos programas que no pensé que volvería a ver. Y me ha sorprendido la facilidad con que programas como DVD43 se han dejado instalar, nada de los gritos desaforados de Windows XP64 acerca de programas no del todo compatibles y drivers repentinamente cambiados. No sé qué depare el futuro, pero de momento las cosas pintan bien. Claro que está ese medio giga de RAM que no es posible usar, pero lo tuve que sacrificar a fin de conseguir compatibilidad completa, o al menos eso creo, parece que una buena cantidad de programas que no se adaptaban a XP64, sí lo hacen a 7 tanto de 32 como de 64, pero qué se le va a hacer, no está uno hecho de dinero.

Ahora falta eventualmente ver qué pasa con Poser, y con los juegos, este inicio de viaje no ha terminado de iniciar, pero por fin estoy sintiendo como si estuviera de vuelta en casa, como no lo había sentido desde que compré esta máquina hace ya más de nueve meses.

¿Y a quién le importa todo eso? No, pues a nadie, pero tenía que probar el Live Writer que es una de las herramientas, junto con el Live Mail, que más divertidas me están pareciendo.

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