viernes, agosto 15, 2008

Lo que pudo haber sido


La cinta que mató a la ciencia ficción

Sin duda que muchas películas guardan un lugar especial en la historia, y especialmente singular es el lugar que ocupan las malas películas. Sin duda todos recuerdan Plan 9 From Outer Space, la opera prima de Ed Woods, la quintaesencia de las películas cuya mala calidad llega al extremo y sale por el otro lado, en otras palabras, las películas que de tan malas, son buenas.
Pero entre las películas malas, y la ciencia ficción tiene décadas padeciendo de este mal, se encuentra una que el tiempo ha sepultado, y que recientemente Hollywood quiere resucitar.
Varios habremos oído hablar de la por venir Star Wars. Pero pocos saben que es un refrito de una oscura película que allá por los 70’s, 1977 para ser más exactos, atacó las salas de cine con el extraño título de A New Hope. Y es que ese críptico y desafortunado título fue uno de los muchos factores que condenaron a este película y que, con el paso del tiempo, la transformarían en “la película que mató a la ciencia ficción”.
Después de 2001, Odisea Espacial, y de El Planeta de los Simios, los entusiastas de la ciencia ficción veían la posibilidad de que el cine por fin experimentara un cambio, ese cambio que se esperaba, que casi se podía respirar, y que llevaría a la ciencia ficción cinematográfica a nuevos horizontes.
Y fue en ese ambiente que un director en ciernes, llamado George Lucas, a quien hoy la historia ni siquiera reserva un lugar similar al de Ed Woods, intentó hacer algo nuevo con la ciencia ficción. Lucas venía de American Graffiti -una cinta que nadie esperaba tuviese el éxito que tuvo-, y según muchos críticos, debió haber sabido que su lugar eran las cintas de adolescentes. American Graffiti reflejaba una época, un entusiasmo, una melancolía que llamaba a los espectadores y creaba expectación, dentro de la industria, acerca de Lucas.
Sin embargo, Lucas también venía de una extraña película estudiantil con el título de Electronic Labyrinth: THX-1138 4EB, que después se transformaría en la infame THX-1138, película que le costó 300,000 dólares a Francis Ford Coppola, que llegó a los cines –mutilada según el mismo Lucas-, y pasó sin pena no gloria.
Tras la derrota de THX-1138, Lucas decidió a abrirse camino por sí mismo –y no había mucho más que hacer, después de haberle costado esos 300,000 dólares a Coppola- y llevar a la pantalla su sueño.
A New Hope, cinta que Lucas definía como Fantasía Espacial, se paseó por varios estudios antes de que la Fox decidiera apoyarla; pero el mal inicio que auguraba este vagar, sólo dio paso a un mayor número de problemas. Presupuesto desbordado, retrasos en el estreno, innumerables fallas técnicas, y la juventud de George Lucas que le llevó a enfrentarse a un equipo que consideraban saber lo que estaban haciendo mejor que el director.
El protagonista de A New Hope era Luke Starkiller, un joven granjero del planeta Tatooine, que es sacado de su ardua pero tranquila vida diaria -¿alguien recuerda a Bilbo Baggins?-, para enfrentarse, con la ayuda de un sabio y avejentado “caballero Jedi” -una especie de mago espacial, ¿alguien recuerda a Gandalf?-, y de un enorme, verde y pisciforme pirata espacial por el nombre de Han Solo, contra el maligno Imperio Espacial, y su malvado Emperador; un enorme rostro holográfico a la Mago de Oz, que daba órdenes a su sirviente Darth Vader, una oscura e imponente figura –la única imagen persistente de esta oscura cinta-, que sin embargo era interpretado por el desconocido David Prowse, cuyo imponente físico bajo el disfraz negro, no distraía de la inexperta voz con un marcado acento escocés. Y todo ello, para rescatar a una damisela en peligro, la Princesa Leia Organa, que era mantenida prisionera por el malvado Darth Vader.
De la explicación anterior, en más, no era mucho lo que se podía extraer de la cinta, que algunos críticos consideraron “el peor y mas desvergonzado intento de adaptar a Tolkien a la pantalla grande”. El argumento era a veces imposible de seguir, mientras Lucas mezclaba oscuras alusiones a “la Fuerza”, claramente extraídas de los libros de Carlos Castaneda, y bizarros planes del Imperio Espacial para utilizar un arma –nunca del todo explicada, mucho menos mostrada- para destruir mundo tras mundo en un intento de aniquilar una rebelión. Toda la noticia que el espectador tenía acerca de la utilización de la mencionada super arma, eran los diálogos en los que se hacía alusión a los mundos destruidos; y es que ese fue otro de los grandes problemas del novel Lucas. Los efectos especiales. La historia trataba de ser ambiciosa, sin embargo, la época no contaba con la manera adecuada de contarla. Breves vistazos a extrañas máquinas volantes y algunos chapuceros destellos era todo lo que el cine espectador recibía para aderezar los largos diálogos descriptivos, cuando se trataba de “batallas espaciales”. Y es que, al menos el entusiasta de la ciencia ficción, tenía la mente lo suficientemente alimentada con narrativas del tipo de E.E. “Doc” Smith, como para esperar épicos enfrentamientos estelares. Pero como ya se ha dicho, la tecnología no existía, y Lucas fue demasiado ambicioso como para conformarse con platillos sostenidos por líneas para pescar. Así que se decidió por efectos tramposos, perspectivas forzadas, y diálogos, montones de diálogos tiesos y trabajosamente escupidos por los actores.
Luego estuvo la edición. Cuentan los enterados, que Lucas nunca estuvo conforme con la edición de su opera prima, pero demandas de horario así como un presupuesto terriblemente rebasado, lo obligaron a entregar una cinta lenta, extraña, donde los personajes parecen esperar durante minutos enteros después de haber “hecho los suyo” a que otra cosa suceda.
Luego estaban los “sables de luz”. Durante algún punto en la redacción del libreto, Lucas decidió que sus personajes debían emplear un arma llamada “sable de luz”, una especie de “espada espacial” que el caballero Jedi describe como “un arma elegante, de una época más civilizada”. Nadie sabe lo que Lucas habrá tenido en mente, pero lo que los cine espectadores recibieron, fueron duelos de esgrima con espadas de madera forradas en material reflectante, lo que sólo hacía más evidente la naturaleza de “arma de juguete” de los “sables de luz”. En algún punto, también, Lucas decidió dotar a sus sables con un sonido como un chirrido “musical” que “recordara a las espadas cantarinas de la mitología medieval”, sonido que ha pasado a la historia como uno de los más enervantes jamás mostrados en una cinta, comparado por los críticos de aquellos tiempos a “uñas arañando un pizarrón”.
La secuencia final de la cinta era francamente patética, con los personajes entrando en naves espaciales de cartón, para que después se informara por diálogos que estaban en el espacio, luchando contra las naves enemigas y la super arma del Imperio Espacial. Lucas trató de crear un ambiente de tensión en una pequeña “sala de observación”, donde los personajes narraban como se iba desarrollando la batalla espacial, y los actores hacían su mejor esfuerzo para comunicar emociones, pero rara vez lo conseguían. Por fin, la Princesa Leia exclamaba que Luke Starkiller había destruido la super arma, después de una escena dentro de la cabina de control de la nave del mencionado Starkiller, quien escuchaba la fantasmal voz de su, hasta entonces supuestamente muerto, maestro Jedi, y se decidía a “confiar en la Fuerza”. Y todo mundo celebraba, dejando a la audiencia abucheando la escena donde los personajes eran condecorados.
La cinta, que daba comienzo con una larga explicación de texto en pantalla –otro de los grandes errores y claros ejemplos de una cinta mal planeada- incluía, justo al inicio, el extraño título de: “Capítulo IV: Una Nueva Esperanza”. Desde ese momento la gente se preguntaba, ¿una nueva esperanza… acerca de qué? Y la sensación de que Lucas les estaba escatimando la historia nunca se desvanecía.
El estreno de A New Hope estuvo rodeado de grandes expectativas, creadas entre los fans de la ciencia ficción, con muestras de cortos en convenciones y utilizando lo que se ha considerado los más tempranos ejemplos de lo hoy denominado “campañas virales”, de manera que se le llagó a considerar, en el mundillo de la ciencia ficción, antes de su estreno, como la cinta que revolucionaria al género –entre los “iniciados” se le consideraba la “adaptación no oficial” de la saga de Lensman-. El ambiente general de desencanto que siguió, ha sido culpado por el lamentable estado actual de la ciencia ficción en el séptimo arte.
De los interpretes de esa triste cinta, Harrison Ford –el alienígena Han Solo- pasó a ser considerado la causa de que “Sueñan los Androides con Ovejas Robóticas” adaptación de un libro del mismo nombre hecha por Ridley Scott, fuese un fracaso de crítica y taquilla. “Sueñan los Androides” era un nuevo intento de hacer buena ciencia ficción, pero Ridley Scott vio sus sueños destruidos por una complaciente y floja actuación de Harrison Ford, quien a partir de allí quedó reducido a la maldición más temida por los actores, papeles secundarios en buenas películas, y protagónicos en malas cintas.
Mark Hamil, quien interpretara a Luke Starkiller, y Carrie Fisher, Leia Organa, lograron, sin embargo, alcanzar laureadas carreras cinematográficas que les valieron, a Carrie dos Oscares como mejor actriz, y a Hamil un Premio de la Academia por Filadelfia.
Lucas siguió adelante, apoyándose en su amigo Steven Spielberg, para producir su última película, Indiana Jones, protagonizada por Tom Selleck, que si bien no fue el tremendo fracaso de A New Hope, pasó sin pena ni gloria.
A Spielberg, tras el éxito de Jaws, la asociación con Lucas le costó un esporádicamente interrumpido anonimato que sólo rompió definitivamente en 1993 con La Lista de Schindler.
En el remake de A New Hope, que ahora se ha titulado Star Wars, no está involucrado Lucas, quien las últimas décadas había mantenido todos los derechos, y será dirigida por Brian Singer, quien ha dicho que muchos cambios serán hechos a la historia. Tras décadas de un cine desierto de buena ciencia ficción, hay quien pone sus esperanzas en esta Star Wars, la consideran, irónicamente, Una Nueva Esperanza… los más cínicos lo dudamos, preferimos mirar con cariño a 2001, Odisea Espacial y El Planeta de los Simios, y soñar con lo que pudo haber sido…
Hay rumores de que Scott pretende regresar a la ciencia ficción después del fracaso de “Sueñan los Androides”, con una película tentativamente titulada “Xenomorph”.

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