jueves, septiembre 06, 2007

¿Acaso fue un breve sueño?


Tuve un Sony Reader...

Así es, después de meses de anhelar uno de estos aparatitos, después de semanas de esperar que ese sueño se hiciera realidad, por fin lo tuve, entre mis regordetas manecitas, un Sony Reader, lo atiborré con 84 libros, todos ellos títulos de ciencia ficción que nunca he podido conseguir en las librerías de estas tierras, tan lejanas de la mano de Asimov, y tan cercanas a las sucias garras de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Alcancé a leer, por fin, The Forever War, de Joe Haldeman.

El Sony Reader, al menos para mí, es una belleza, pantallita en blanco (más bien crema) y negro (más bien gris) que está, para lo que te truje chencha, leer y leer exclusivamente, le caben montones de libros, sin contar la memoria extraíble opcional (yo le puse 84, y le quedaban 60 megas libres de sus noventa disponibles).

Luego mi mala suerte alzó su fue cabeza.

Resulta que a estos aparatitos, nada puede ser tan bello, les suele salir un error, que es que a los pocos días de comprados (un síntoma temprano, vamos), les sale una línea vertical en la pantalla, una hilera de pixels (¿son pixels los de la e-ink esa, o son acaso diminutos demonios sosteniendo una microscópica cartulina con una cara blanca y una negra?) muertos, sin posibilidad de recuperación, esto lo supe tras una breve ojeada a los foros de la red. La cosa no era taaaaan mala, no impedía la lectura, pero, bueno, cuando tiene lo soñado, quieres que sea lo mejor posible, además, ¿que tal si con el paso del tiempo le daban mas e-infartos? así que lo regresé.

Y el problema es que la cosa no es tan fácil, lo conseguí mediante el familiar de una amistad que vive a ratos en EU y a ratitos aquí en México, así que ya se imaginarán, la cosa no va a ser sencilla, o al menos no va a ser rápida. Por lo pronto, a esperar otras cuantas semanas, para saber si me será cambiado el artefacto, o me quedaré con mi defectuoso reader. El caso es que fue un breve periodo de tres días los que lo tuve, y ahora a esperar de nuevo.

¿Será acaso que todo fue un sueño, será que soy un hombre que soñó que tenía un Sony Reader, o soy un hombre que tiene un Sony Reader y está teniendo la pesadilla de que ya no lo tiene?

Y es que insisto, la cosa era preciosa, sobre todo para un lector empedernido como yo, que cuando se trata de buena ciencia ficción, llegó a los terrenos de la adicción. Y no me malentiendan, me encantan los libros, físicos, con sus hojas, con su peso, con su olor (puedo distinguir entre editoriales sólo por el olor del pegamento), y amo bucear en las librerías de viejo para descubrir esas joyitas que el establishment intelectual pueblerino de este país desprecia y las editoriales dejan de publicar; pero hombre, que así no se puede vivir, que uno necesita más y el medio no se lo da, por eso amo el Sony Reader, y el Ares, (antes E-Mule),y con perdón de los dioses literarios de mi panteón, las copias electrónicas de esos libros que no hay otra manera de conseguir.

Que tampoco es perfecto el Sony Reader, vamos, con los PDF, a menos que sean hechos específicamente para él, nomás no funciona bien, que lo suyo son los rtf, pero por esas nimiedades no se va uno a detener y software hay mucho en la red. también hay que experimentarle con los tamaños de letra y cosillas relacionadas, para descubrir que es lo que se lee mejor, pero son defectos que se vuelven retos.

En fin, por lo pronto, mientras espero el veredicto del Cosmos y del Caos, tengo mi trilogía de Drizzt Do'Urden que interrumpí cuando recibí el Reader.

Ah pero ya verán, nomás lo tenga de vuelta, ya sea uno nuevo o mi viejo caracortada, van a ser semanas sin dormir y la bibliografía entera de las joyas de la ciencia ficción atiborrándome los sesos, faltaba más, faltaba menos.

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